El cáncer es una batalla que muchos de nosotros enfrentamos en algún momento de la vida, ya sea personalmente o a través de seres queridos. Pero, ¿sabías que levantar pesas en el gimnasio podría ser una de tus mejores defensas? No estamos hablando de construir músculos gigantes o parecer un fisicoculturista, sino de cómo el entrenamiento de fuerza puede ser una herramienta poderosa en la prevención del cáncer.
El entrenamiento de fuerza, a menudo asociado con tipos musculosos y levantamientos pesados, está demostrando ser mucho más que eso. Investigaciones científicas recientes han revelado una conexión sólida entre el ejercicio, en particular el entrenamiento de fuerza, y una reducción en el riesgo de cáncer. Y no se trata solo de evitar la comida basura o no fumar; el levantamiento de pesas se suma a la lista de hábitos saludables que pueden marcar la diferencia.
Para entender la relación entre cáncer y el entrenamiento de fuerza, primero permíteme que te presente a la mioquina y la adipoquina.
LAS MIOQUINAS
Las mioquinas son un grupo de moléculas bioactivas que se producen y liberan principalmente por el tejido muscular esquelético, que es el tipo de músculo que controlamos de manera consciente y que utilizamos para el movimiento. La producción de mioquinas se incrementa durante la contracción muscular, especialmente durante el ejercicio.
¿cómo sucede?
- Contracción Muscular: Durante el entrenamiento de fuerza, las fibras musculares esqueléticas se contraen repetidamente para superar la resistencia. Esta contracción provoca una serie de señales bioquímicas dentro de las células musculares.
- Señalización Intracelular: La contracción muscular activa diversas vías de señalización intracelular, incluida la vía de AMPK (proteína quinasa activada por AMP) y la vía de calcio. Estas vías activan genes que codifican la producción y liberación de mioquinas específicas.
- Expresión Génica: La señalización intracelular resulta en un aumento en la expresión génica de ciertas mioquinas. Por ejemplo, la interleucina-6 (IL-6) es una mioquina bien estudiada que se produce en respuesta a la contracción muscular. La IL-6 se produce y se libera de las fibras musculares durante el ejercicio.
- Liberación al Torrente Sanguíneo: Una vez que se producen, estas mioquinas se liberan en el torrente sanguíneo. La IL-6, por ejemplo, puede viajar desde el músculo a otras partes del cuerpo, donde ejerce sus efectos.
¿Qué relación hay entre mioquinas y el cáncer?
- Inflamación: Las mioquinas pueden influir en la respuesta inflamatoria del cuerpo. La inflamación crónica es un factor de riesgo para el cáncer, ya que puede promover el daño genético y la proliferación celular anormal. Algunas mioquinas, como la IL-6, pueden tener propiedades proinflamatorias, mientras que otras, como la IL-15, pueden tener un efecto antiinflamatorio. El equilibrio entre estas mioquinas y su influencia en la inflamación es un tema de interés en la investigación del cáncer.
- Resistencia a la Insulina: La resistencia a la insulina y la hiperinsulinemia (niveles elevados de insulina en sangre) se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer, especialmente los relacionados con la obesidad y la diabetes. Algunas mioquinas, como el IGF-1, pueden influir en la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, pueden tener un papel en la prevención de ciertos tipos de cáncer.
- Regulación del Peso Corporal: Las mioquinas pueden influir en el metabolismo y el tejido adiposo. El exceso de peso corporal, en particular el tejido adiposo en la región abdominal, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer.
LAS ADIPOQUINAS
Las adipoquinas son un grupo de proteínas y moléculas bioactivas secretadas principalmente por el tejido adiposo, es decir, las células de grasa. Estas moléculas tienen una amplia gama de funciones en el cuerpo y desempeñan un papel importante en la regulación del metabolismo, la inflamación y la homeostasis. Si bien las adipoquinas son conocidas por su participación en la regulación del peso corporal y la resistencia a la insulina, también han sido objeto de estudio en relación con el cáncer.
El tejido adiposo es un órgano endocrino que secreta una variedad de adipoquinas en respuesta a señales internas y externas. Las adipoquinas se liberan en el torrente sanguíneo y pueden actuar en diferentes tejidos y órganos en todo el cuerpo.
¿cómo se producen?
- Tejido Adiposo: Las adipoquinas se producen principalmente en el tejido adiposo, incluyendo el tejido adiposo visceral (grasa abdominal).
- Metabolismo del Tejido Adiposo: El entrenamiento de fuerza, al aumentar la masa muscular y el gasto energético, contribuye a la reducción de la grasa corporal, incluyendo la grasa visceral. Esto modifica el ambiente metabólico y puede influir en la producción de adipoquinas.
¿Cuáles son sus efectos?
- Inflamación: Algunas adipoquinas pueden tener efectos proinflamatorios, lo que significa que pueden contribuir a un ambiente inflamatorio en el cuerpo. La inflamación crónica se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer debido a su capacidad para promover daño celular y proliferación celular anormal.
- Resistencia a la Insulina: La resistencia a la insulina, que es una característica de la diabetes tipo 2 y la obesidad, ha sido relacionada con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. Algunas adipoquinas pueden influir en la resistencia a la insulina y, por lo tanto, pueden desempeñar un papel en la predisposición al cáncer.
- Regulación del Peso Corporal: Las adipoquinas también están involucradas en la regulación del apetito y el metabolismo energético. El exceso de peso corporal y la obesidad se han asociado con un mayor riesgo de cáncer. Las adipoquinas pueden influir en la regulación del peso corporal y, en consecuencia, en el riesgo de cáncer relacionado con la obesidad.
Conclusión
A lo largo del artículo hemos podido comprobar que, aunque ambos grupos de moléculas sigan procesos bioquímicos diferentes, sus puntos de acción son los mismos. Al final en materia preventiva con respecto al cáncer, a través del trabajo de fuerza los puntos clave se reducen a su influencia en la mejora de la resistencia a la insulina, el control del peso corporal para mantenerlo en valores saludables y la reducción de entornos de inflamación sistémica crónica.
El entrenamiento de fuerza, al aumentar la liberación de estas moléculas, puede ser una estrategia eficaz en la prevención y el control del cáncer. La combinación de un estilo de vida activo y un enfoque en la liberación de estas moléculas puede tener un impacto significativo en la reducción del riesgo de cáncer y en la mejora de la calidad de vida en general.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA